Dijo Zapatero cuando ya se empezaba a vislumbrar la primera de las dos crisis que llevamos en este siglo, que estábamos en la Champions League europea. Hoy, después del espectáculo de Sánchez con el Presidente de EE.UU, podemos afirmar que hemos bajado a segunda división europea. Ni caso, no le hizo ni caso. 49 segundos y 20 metros de pasillo, eso fue lo que duró lo que Moncloa nos había vendido como una reunión entre Biden y Sánchez en el marco de la cumbre de la OTAN, y que, justo el día antes de la misma, ya empezó a mosquear porque no estaba en ninguna agenda de la Unión Europea.
La reunión se convirtió en un buenos días que hubiese sido mejor que no se hubiese producido y es la prueba clara y patente de la pérdida de peso de España en el exterior y la poca importancia de un país que se empieza a visualizar.
Estados Unidos había anunciado reuniones bilaterales con países bálticos y con Turquía pero no con España lo que significa que las preocupaciones de España no son prioritarias para el socio más importante de la OTAN.
El Gobierno lo vendió como una reunión de gran importancia, pero, al final, se ha parecido más a las historias del mocito feliz, ¿Se acuerdan?. Es (porque vive todavía) aquel malagueño obsesionado con perseguir a los famosos, siempre detrás de los famosos o pseudofamosos para conseguir su minuto de gloria en las pantallas de televisión. Salía con muchos cupones colgados y seguía a gente como la Pantoja, Duquesa de Alba o los toreros como Orterga Cano. Por aquí, en Algeciras, lo hemos visto detrás de los toreros y siempre buscando un trocito de pantalla que, además conseguía.
Pues parecido a esto han sido los veinte metros en los que Sánchez casi ha perseguido a Biden y en los que Biden ni ha vuelto la cara. La verdad es que la maniobra inventada por el gurú Redondo ha resultado casi humillante y ese afán de situar a Pedro Sánchez como un referente político internacional le ha llevado a cometer esa tremenda torpeza que es una más en política exterior .
Y encima tener que escuchar a la Ministra de Exteriores contándonos que ya habían estado hablado media hora antes sin cámara. No se lo cree ni ella.
La realidad es la que es, somos de segunda división en la esfera internacional. El G-7 nos ha dicho lo que tenemos que hacer y nosotros a tomar nota pero, para nada, opinar. Es la triste realidad. Y me viene a la cabeza cuando nuestro Presidente, hace ahora justo un año, anunció el fin de la pandemia y “la nueva normalidad”, y vamos por 100.000 muertos.
