Hace un par de semanas, María de la Salud Gil, Presidenta de los constructores y Promoción canarios, hablando sobre absentismo laboral, apuntaba que para frenar esta lacra una de las medidas que había que tomar era la de reforzar la seguridad en los centros de salud.
Puede parecer mentira que parte de las bajas fraudulentas que se conceden por parte de sanitarios de atención primaria fueron como consecuencia de coacciones o amenazas.
«Tú no sabes el alto número de casos que hay de médicos que reciben amenazas si no dan la baja a los pacientes y que no les queda otra que hacerlo», decía Salud Gil. Y de nuevo la realidad con sus datos y sus cifras se ha impuesto.
Esta semana se conocía la cifra de denuncias policiales por agresiones a sanitarios, con un aumento del casi el 28%.
Y precisamente es el rechazo de los médicos a conceder bajas cuando entienden que el paciente no está enfermo es una de las principales causas de esas agresiones, como reconoce la portavoz del Observatorio contra la violencia a los sanitarios.
«Me he quedado con tu cara» o «te espero fuera» son algunas de las amenazas que reciben los médicos por parte de pacientes que exigen que les den una baja.
Este panorama explica en parte el aumento del absentismo fraudulento porque, cuando tu integridad física se ve amenazada no te queda otra que acceder a su petición. Estos sanitarios también podrían negarse y denunciar pero el miedo se lo impide y es lícito. Total, dar la baja a ellos no les supone ninguna consecuencia directa; no concederla, sí.
Indirectamente , esto sí nos perjudica a todos. Es una lacra que se traducen en fondos públicos que se van por la taza del wáter, y la pérdida de productividad para las empresas y la economía en general. Por ende, menos riqueza.
Patricio González











