El 22 de Julio de 1928, se celebraba una boda concertada, en el llamado Cortijo del Fraile, cerca de Níjar en Almería, entre Francisca Cañadas Morales, la hija pequeña y cojuela del encargado del cortijo, y Casimiro Pérez Pinos, un modesto jornalero. Pero dicho enlace nunca llegó a festejarse y, en su lugar, tuvieron lugar los trágicos sucesos que a Federico García Lorca le llevaron a escribir una de sus obras más conocidas “Bodas de Sangre”.
En aquella época, y siguiendo las costumbres nupciales de los campos de Níjar, las bodas se celebraban de noche. Y la de Francisca, conocida como “Paquita la Coja”, y Casimiro, habría de ocurrir a las tres de la mañana en la iglesia de Fernán Pérez, una pedanía cercana al cortijo donde vivía la novia.
Pero la realidad fue bien distinta, y Paquita, desafiando las costumbres de la época, se reveló y esa misma noche se fugó con el hombre del que estaba realmente enamorada, su primo hermano Curro Montes.
Lamentablemente, la huida, a lomos de un caballo, no llegó demasiado lejos, a unos cinco kilómetros del cortijo fueron descubiertos por José Pérez, hermano de Casimiro, y su esposa Carmen Cañadas, hermana de Francisca, que adivinando lo que pretendían les persiguieron y les alcanzaron, ya que la deshonra y la traición, en aquellos tiempos se pagaban muy caro.
A Paquita, su hermana Carmen, la intentó estrangular y consiguió salvarse haciéndose la muerta. Y así la encontraron, medio muerta, a una hora en la que ya debería de estar casada, y, a escasos metros, el cadáver de Curro Montes, muerto de varios tiros a quemarropa.
Hoy, una cruz de cal pintada sobre un balate señala el punto exacto donde José mató a Francisco, en la vecina barriada de Los Martínez, frente al cortijo de la Capellanía.
El juicio sobre los hechos correspondió a Gregorio Azaña, hermano de Manuel Azaña, que a la postre se convertiría en Presidente de la República española. El cual impondría a José Pérez la pena de 8 años de cárcel por el delito de homicidio con los atenuantes de arrebato y ofuscación. Aunque solo cumplió tres años, ya que sería indultado por la República en 1931.
Federico García Lorca fue asesinado en el camino de Viznar a Alfacar por un destacamento franquista el 18 de Agosto de 1936. Quizás si hubiese sobrevivido a la Guerra Civil, nos hubiese escrito algo más del personaje principal de su historia, “Paquita la Coja”.
Porque Paquita fue la verdadera víctima de los sucesos narrados en “Bodas de Sangre”. La prensa de la época la criminalizó tratándola de promiscua y veleidosa, y por supuesto, la consideraron la responsable directa de la tragedia.
También sufrió el repudio del pueblo y hasta de su propia familia. Obligada a llevar luto de por vida, acabaría dejando el Cortijo del Fraile y se instalaría con una sobrina en una casita en El Hualí, donde había heredado unos terrenos de su padre.
De allí no volvió a salir nunca Francisca, salvo para ir puntualmente a misa, y por supuesto jamás volvió a tener relaciones con ningún otro hombre.
Tampoco volvió a verse con Casimiro Pérez, el novio plantado, el cual se fue a vivir a San José, se casaría y tuvo varios hijos. Ni con su hermana Carmen Cañadas, que también tuvo cinco hijos y vivía cerca de ella. Pero Francisca y Carmen no llegarían jamás a perdonarse.
Francisca Cañadas falleció en el año 1987, a los 80 años de edad. Una época afortunadamente ya muy distinta a la de 1928, en la que una mujer era repudiada y condenada de por vida por ser capaz de romper las normas y decidir sobre su propio destino.
EL LOBO ESTEPARIO, 18.09.21
