Desde hoy oficialmente, Castellar de la Frontera, ya ha sido incluida en la Asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España, que tiene como objetivo fomentar y preservar el patrimonio cultural, natural y rural en áreas geográficas con menor nivel de industrialización y población.
Otros cuatro pueblos de la provincia de Cádiz: Vejer, Zahara, Grazalema y Setenil; ya estaban incluidas en esta asociación fundamental para promocionar el turismo rural en nuestro país.
Para su inclusión Castellar ha tenido que superar criterios como el cuidado del patrimonio, la armonía del municipio, conservación de las fachadas, la actividad cultural programada y la atención a las tradiciones y sobre todo la belleza de su conjunto monumental.
Y es que a Castellar le sobra belleza y sobre todo historia, su fortaleza ya está documentada desde el siglo IX, aunque debe la mayoría de sus elementos constructivos a los siglos XIII y XIV en los que Castellar formaba parte de la línea defensiva del reino nazarí, enlazando con la torre de Palmones y el castillo de Jimena.
Sería tomada por las fuerzas castellanas dirigidas por Juan de Saavedra en 1434, el cual recibiría el señorío sobre el castillo y las tierras circundantes de Juan II, permaneciendo en sus descendientes, los duques de Medinaceli, hasta el año 1968 en que el gobierno de España expropiaría parte de las propiedades de la familia para crear el pueblo nuevo de Castellar, donde trasladaría a la mayoría de los vecinos del castillo.
Pero como siempre lo importante son los sentimientos y en Castellar se tiene la sensación de que se ha parado el tiempo, pasear por sus plazas y callejuelas, entre casas encaladas de la más pura tipología andaluza, el Alcázar y la Iglesia del Salvador, sus vistas al embalse de Guadarranque o al Parque de los Alcornocales, es volver a sentir emociones más allá de una simple visita turística.
Incluso hoy en día y es de lo más recomendable se puede dormir en el Alcázar, reconvertido en hotel por la Diputación de Cádiz, o en cualquiera de sus casas rehabilitadas. Por si fuera poco en su entorno tiene la finca de la Almoraima y el antiguo convento mercedario del mismo nombre. Un entorno ideal para hacer senderismo, pasear a caballo, disfrutar de la cocina tradicional o en meses como Septiembre disfrutar de la berrea de los ciervos al atardecer.