Desgraciadamente un nuevo episodio de impacto ambiental se está dando en la zona comprendida entre la Primera Torre y las inmediaciones de la Alcaidesa, incluido el litoral, todo esto en el municipio de La Línea.
Quads, motos, todoterrenos campan a sus anchas por la zona sin ningún tipo de control y ante la permisividad de las administraciones.
El uso de vehículos a motor en diferentes zonas naturales de La Línea, además de ser una práctica a poner en duda, genera graves impactos ambientales. En la comarca existen numerosos «circuitos» ilegales y se usan cortafuegos -algo no permitido- para subir a las sierras.
Numerosas áreas llevan años afectadas por el trasiego constante de quads, motocicletas, buggies 4×4 o de todoterrenos. A pesar de que estas prácticas no están totalmente ni vigiladas ni controladas, numerosos usuarios utilizan semanalmente y, especialmente durante el fin de semana, estos vehículos para circular por las laderas o para atravesar arroyos o bosques o pasar a toda velocidad por la orilla, poniendo en serio riesgo la población de Chorlitejo patinegro además de la degradación del sistema dunar.
La circulación y el aparcamiento de vehículos a motor debería ser objeto de regulación por parte de la consejería competente (…). Los ecologistas señalan los impactos en el suelo, la fauna y riesgo de incendios.
A pesar de su valor ecológico, sufren graves impactos derivados del trasiego de estos vehículos. Además, su paso continuado y veloz levanta la capa superficial del suelo, aplasta y destruye la vegetación y, con el horizonte desnudo y carente de plantas, se consolidan grietas que van agrandándose con el tiempo. Teniendo en cuenta que muchos de estos usuarios utilizan los vehículos en zonas con pendiente y aprovechando los días después de la lluvia (cuando hay más barro), los daños de la erosión y los impactos visuales son mucho más acusados e irreparables. El ruido y la velocidad también generan múltiples molestias para numerosas especies de fauna protegida que, con frecuencia se refugian en zonas apartadas, donde llegan estos vehículos.
Por último, esta práctica supone un elevado riesgo de atropellos de fauna y de incendios forestales, como ya se ha demostrado en varias ocasiones. Las continuas molestias a la flora y fauna se suman a las que se causan a los ciudadanos que pretenden disfrutar del entorno con prácticas menos dañinas
