Si pensamos en los antiguos problemas en la higiene personal, en la primera mitad del siglo 20, hay cosas que suenan a eso, falta de higiene. Entonces uno podía ser «tiñoso» o «sarnoso» por falta de agua y jabón.
También ha pasado con los chinches que entre 2019 y 2020 padecimos una gran plaga, que se lo digan a las empresas dedicadas a la desinsectación.
Bien, este año, sobre todo, ha tocado la sarna. Enfermedad cutánea originada por un tipo de ácaros, nada que ver con los del polvo y la humedad. Un tipo de ácaros que afectan a la piel y originan lesiones y picores y contagian a toda una familia. Los médicos estan prescribiendo Permetrina, como fórmula magistral. Pero en muchísimas ocasiones, esta fórmula no es suficiente ya que esos malditos microinsectos se han hecho resistentes, teniendo que idear «otras» fórmulas. Difícil porque está ahora mismo en fase de plaga y obliga a lavar toda la ropa del paciente a diario y a altas temperaturas, así como a individualizar ropa de cama y toallas y a proteger un triste sofá en donde se adhieren para posibles «huéspedes», como se llaman en medicina.
Es en este momento un gran problema sociosanitario. Familias de todas categorías que «sienten leve pudor» ante el diagnóstico cuando les tienen que decir y hablar de lo común que está siendo y que, lejos de discriminación, a lo que lo asocian, es un problema real de salud pública, lejos de connotaciones antiguas y arcaicas. Lo recomendado, sin pudor ni prejuicios, es ponerse en manos de su médico de familia o pediatra que TODOS los días ven tantos casos que son tratados con especial cariño.