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19 abril 2024
19 abril 2024

EL RUIDO, UNO DE LOS PRINCIPALES ENEMIGOS DE LA SALUD PÚBLICA

El Campo de Gibraltar ocupa uno de los primeros puestos entre las zonas más ruidosas de España

 

Verdemar Ecologistas en Acción quiere llamar la atención sobre la contaminación acústica y especifica que el ruido y todo sonido desagradable o no deseado para quien lo escucha causa un efecto irritante. Esto siempre dependerá de la sensibilidad de cada persona, sin embargo a partir de un cierto volumen todas las personas se sienten molestas.

La contaminación acústica presenta unas características concretas que lo diferencian de otros contaminantes:

Es el contaminante más barato de producir y necesita muy poca energía para ser emitido; es complejo de medir y cuantificar; no deja residuos, no tiene un efecto acumulativo en el medio, pero si puede tener un efecto acumulativo en sus efectos en el hombre; y no se traslada a través de los sistemas naturales, como el aire contaminado movido por el viento.

La contaminación acústica sólo se percibe sólo por un sentido: el oído, lo cual hace subestimar su efecto.  Esto no sucede con el agua, por ejemplo, donde la contaminación se puede percibir por su aspecto, olor y sabor.

Actualmente la contaminación acústica es una de las mayores preocupaciones en las áreas urbanas. De hecho, ha crecido desproporcionadamente en las últimas décadas y sólo en España se calcula que al menos 9 millones de personas soportan niveles medios de 65 decibelios, el límite aceptado por la OMS.

Uno de los primeros puestos en  la lista de las más ruidosas es Andalucía es una de las comunidades de España.

Algunas reacciones fisiológicas y psicológicas que surgen como consecuencia de sonidos excesivamente altos tienen su origen en el deseo natural de autoprotección. Los animales silvestres reaccionan a sonidos con un estado de alarma, por lo que están más atentos a posibles riesgos. Se despiertan, se esconden o se enfrentan a la causa del ruido y el cuerpo reacciona inmediatamente con la secreción de adrenalina.

El hombre no es una excepción, por tanto el ruido provoca en él de forma instintiva las mismas reacciones aunque con frecuencias moduladas o inhibidas por la voluntad, lo que incrementa el nivel de estrés.

Diferentes estudios señalan las  consecuencias psicológicas, físicas, sociales y económicas:

– Malestar y estrés

– Trastornos del sueño

– Pérdida de atención

– Dificultad de comunicación

– Pérdida de oído

– Afecciones cardiovasculares

– Retraso escolar

– Conductas agresivas

– Dificultad de convivencia

– Costes sanitarios

– Baja productividad

– Accidentes laborales

– Pérdida de valor de los inmuebles

– Ciudades inhóspitas

– Retraso económico y social

Estudios del ruido en las personas

La población expuesta a un nivel de ruido por encima de los 65 decibelios desarrolla a corto plazo un índice superior en un 20% de ataques cardíacos. (Estudio Cohort, presentación en Barcelona a cargo de Dieter Gottlob, de la Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente Alemana).

Los niños y los ancianos son más sensibles a los ruidos que perturban su sueño, aunque su reacción no es la misma: mientras los ancianos son más propensos a despertarse debido a la ligereza de su sueño, ambos grupos mostraron alteraciones vitales debido al ruido, aún durmiendo a pierna suelta: alteraciones del pulso, vasoconstricción, modificaciones en el electromiógrafo y en el encefalograma. (Experimento realizado por el Doctor Alain Muzet, del Centro de Estudios Bioclimáticos del CNRS, en Francia).

Con niveles de ruido altos, la tendencia natural de la gente hacia la ayuda mutua disminuye o desaparece, reapareciendo en el momento en que se suprime la presión sonora.

En experimentos de laboratorio con animales se demostró que en un ambiente con ruido superior a 110 decibelios (claxon de automóvil a un metro, sirena de ambulancia a la misma distancia, discoteca, concierto de rock, moto a escape libre, trueno…), los procesos cancerosos aparecen y se desarrollan con mayor rapidez.

Los niños cuyos colegios lindan con zonas ruidosas (industrias, aeropuertos, carreteras con mucho tráfico…), aprenden a leer más tarde, presentan mayor agresividad, fatiga, agitación, peleas y riñas frecuentes, mayor tendencia al aislamiento, y cierta dificultad de relación con los demás. El CSIC afirma a este respecto que la contaminación acústica conlleva efectos negativos en las generaciones futuras, como deterioro del aprendizaje y del desarrollo humano.

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