No se puede gobernar ni legislar cuando tu socio de gobierno maneja un discurso totalmente diferente y, en muchas ocasiones, inexplicable.
No se puede entender como no se condena la violencia en las calles ni tan siquiera desde un punto de vista político porque esos violentos no votan y sólo van a lo suyo que es saquear tiendas, llevándose todo lo que hay en ellas. Así que aquí es difícil encontrar un rédito político al tema en las urnas. En cualquier caso, el daño que se está haciendo a las instituciones del Estado (desde dentro) es catastrófico.
Una parte del Gobierno es incapaz de coordinarse con la otra parte en asuntos que son fundamentales para la gobernanza. De esa manera, el espectáculo que se ofrece es sangrante porque los colectivos que estaban descuidados siguen estándolo y las discusiones solamente se hacen a través de las redes sociales.
Los fondos europeos que tuvieron que aprobarse con el apoyo de Vox, son otro ejemplo del desastre interno que ocurre con este gobierno. Si a esto le unimos que las alianzas exteriores siempre están al borde de la navaja, resulta que la imagen para el ciudadano es de total descontrol.
No se puede cuestionar la estructura del Estado desde dentro del mismo Gobierno. La imagen que se da es penosa y peor, todavía, en el extranjero.
Pero todavía es peor el silencio de un Presidente que sigue claudicando con tal de seguir sentado en su despacho de la Moncloa.
Y a todo esto, como si no ocurriera nada con la pandemia….hoy son QUINIENTOS TREINTA Y CINCO MUERTOS.