En primer lugar, queremos pedir disculpas a nuestros lectores y amigos por la pequeña broma que gastamos ayer por el día de los Santos Inocentes. Era fácil caer en la emboscada tendida ya que la trampa estaba trufada y enlazada con noticias reales del mismo día o de días/semanas anteriores.
El trasfondo de la noticia, la famosa inversión de los 300 millones que presuntamente estaban recogidos en los presupuestos (PGE) del 2021 y que lamentablemente fue un bulo debidamente aderezado por los Ministerios correspondientes, nos ha servido para visibilizar la situación de una Comarca olvidada por gobiernos de uno otro signo.
«Ante grandes problemas, grandes soluciones» debió pensar la factoría de sueños y «marketing» de la Moncloa, así que empezaron a fabricar millones del «monopoly» para calmar los ánimos de la opinión pública sobre ese déficit histórico que atesoran las infraestructuras de la Comarca, a la vez que enviaban hordas de ministros para transmitir la idea de la importancia y trascendencia que esta comarca suponía para el estado.
También es cierto que a este gobierno le han estallado varias «patatas calientes», de manera cuasi simultánea, o séase, la actitud insolente y empoderada de las mafias de la droga, el Gibrexit, el Covid-19 y el déficit de inversiones en infraestructuras, especialmente visualizada en un trazado férreo obsoleto, necesitado de una transformación que Europa demanda como prioritario en su red transeuropea del S.XXI.
Lo peor de todo lo expuesto es que nada de esto es nuevo. Los gobiernos anteriores nos han ignorado de manera secular y sólo se diferencian del actual en que este nos miente de manera descarada y grotesca. El resultado es el mismo, sólo que no sabemos qué es peor, si el olvido y la indiferencia o una suerte de falsas promesas de las que se intuyen el final.
Parece que el destino de esta zona tan increíblemente hermosa del mundo, encrucijada de culturas y repleta de historia es el olvido, pero no olviden que algunos de los acontecimientos más importantes de lo últimos siglos en toda la península ibérica sucedieron o transcurrieron por estas tierras y las aguas que las circundan, marcando el devenir de la piel de toro.
Esto parece entenderlo medio mundo salvo algunos compatriotas, muy especialmente los de la clase política, reiteradamente enganchados a la suerte de las soluciones cortoplacistas. Esperemos que las medidas que vengan de Madrid dejen de ser paliativas y apuesten por ofrecer soluciones que vayan mucho más allá de lo evidente, de lo contrario no nos atrevemos a vislumbrar un final feliz, mientras tanto nosotros seguiremos creyendo en los Santos Inocentes.
