El Instituto Nacional de Estadística (INE) se descolgaba el pasado viernes (23) con el dato de los cuarenta y cuatro millones de pernoctaciones registradas en los hoteles españoles. Repitamos: cuarenta y cuatro millones, un 2,2 % más que en el mismo mes del pasado año y la cifra más alta de la serie histórica, por encima de los niveles previos a la pandemia. No importa que los precios hayan subido más de un 7 % en el último año: han dormido aquí cuarenta y cuatro millones. Las quejas, ahora, son de este signo: hay demasiada gente.
Los viajeros procedentes de Reino Unido y Alemania concentraron el 24,8 % y el 16 %, respectivamente, del total de pernoctaciones de no residentes en julio. Por su parte, la presencia de turistas residentes en España bajó un 3,4 %, aunque sigue por encima de los niveles previos a la covid.
Según el INE, los destinos principales de los viajeros españoles fueron Andalucía (el 23,4 % de todas sus pernoctaciones), Cataluña (14,6 %) y Comunidad Valenciana (13,2 %). Por su parte, los principales destinos de los no residentes fueron Illes Balears (concentraron el 34% de sus pernoctaciones), seguida de Cataluña (21%) y Canarias (18%). Los puntos turísticos con más pernoctaciones fueron Barcelona, Madrid y Calvià.
Atentos a la subida de precios. Esta subida no está quitando las ganas de viajar. A pesar de la subida de precios (7,2%).
Esto significa, que en los últimos sesenta años, apenas se ha planificado con rigor ninguna medida específicamente turística. Su versión incide en que esta masificación solo es posible reducirla renunciando a una parte del PIB. ¿Hasta qué punto se está dispuesto? Preguntado si una de las medidas para intentar afrontar el turismo de masas, podría consistir en la implementación de ecotasas o tasas turísticas, que siempre –al menos en Canarias- se han topado con el rechazo del sector hotelero, se cuestionó también si hay algún plan alternativo para recuperar esos millones que se podrían perder si se pone coto al turismo de masas o a entregar algo a cambio: «Diría que hace 30 años tal vez, hoy no».
Y remata con unas sabias palabras: el profesor Niño subraya que apostaría por limitar el número de visitantes que pueden acceder a un sitio de manera que, al reservar un viaje, también se debería reservar el acceso a determinadas playas o monumentos. En cualquier caso hay que invertir invertir en infraestructuras, en capital humano…» Asimismo, es rotundo hay que señalar que «el rechazo al turismo es muy peligroso».
Patricio González