En otros países un político que allá donde pise es abucheado habría dimitido, en España permitimos que nos gobierne un político que prefiere el dinero o sus intereses de partido antes que preocuparse por los problemas que acontecen a los ciudadanos de a pie, que por decir no son pocos.
¿Por qué debemos consentir tal desfachatez política? ¿Por qué debemos permitir que tú por ser mil eurista tengas que tirarte 9 horas en un tren que no sabes si llegará para ir a Madrid mientras el que está sentado en el sillón puede coger un Falcón para ir a Cataluña? ¿Por qué debemos consentir que nos sigan inflando los impuestos? ¿Por qué debemos consentir la censura que vive aquel que piensa diferente al ejecutivo? Ya lo dijo no hace mucho Felipe González, histórico presidente socialista, “no sé cuál es el rumbo del Partido Socialista”.
Por 7 votos y un sillón hay quien prefiere vender su país para mantenerse en el poder. No seré yo el que responda esas preguntas, os la dejo a elección del personal, pero solo diré una cosa, como España no despierte, como España no haga lo que otros países han hecho con el socialismo, veremos cómo poco a poco vivir en el país que nos crío será un privilegio.
Ya estamos viendo cómo comer pan con aceite es un lujo que no está al alcance de todos, o que vivir en Ibiza es otro lujo. Cuando las medidas que ofrecen están basadas en la prestación y subvención, el sistema está condenado al caos.
Ya lo dijo Santayana que el hombre que no conoce su historia está condenado a repetirla.
Alejandro González Harillo
