La Cultura de una población tiene su expresión a través de las actividades que en ella se realizan, pero también por medio del comportamiento cívico de sus habitantes, entendiendo como habitantes a todos lo sectores de una ciudad. De ahí que, junto con los comentarios de los numerosos actos que se suceden en nuestra población, nos hagamos eco asimismo de otras cuestiones como la limpieza de sus calles, la decoración floral de las mismas o el uso de papeleras y contenedores.
Todos queremos tener una ciudad más limpia, y éste es también el objetivo de cualquier Ayuntamiento del Campo de Gibraltar. Para hacerlo cuentan con efectivos de limpieza viaria (alguna subcontrata) y recogida de basura, además también es necesario que todo el mundo cumpla las ordenanzas vigentes y respete los horarios para garantizar el mantenimiento del espacio público. El incumplimiento de estas normativas es sancionada con una multa según se recoge a la Ordenanza Municipal de Limpieza del Ayuntamiento correspondiente.
Y, sin embargo, pese a todos estos contenedores distribuidos por toda la geografía, continúan produciéndose el acto de tirar o dejar objetos en el suelo o en cualquier otro lugar no destinado a ese fin.
A este respecto, cabe destacar que existen numerosos estudios que han demostrado que factores socioeconómicos como el nivel de educación tienen una correlación positiva con un comportamiento medioambientalmente favorable.
Necesitamos más educación y civismo para crear círculos virtuosos que nos permitan avanzar en sostenibilidad.
Pero no podemos culpar de estos problemas complejos solo a la falta de educación del conjunto de los ciudadanos, porque, en el tema particular de los residuos, si nos centramos únicamente en pedir más educación y civismo estamos obviando otros factores de igual o mayor importancia:
-Exculpamos al que fabrica envases que no se pueden recuperar para el reciclaje.
-Libramos de su responsabilidad a quien utiliza envases de usar y tirar en su modelo de negocio.
-Legitimamos a quienes toman decisiones que no mejoran el sistema de recogida y gestión de residuos.
Ecologistas se preguntan, ¿podemos cambiar estas escenas con otros 20 años de educación y concienciación ambiental? quizá sí, pero si enseñamos al Ayuntamiento a trasladar los costes de la limpieza urbana al sistema integrado de gestión al que están adheridos los envases que recoge el empleado de la subcontrata.
Quizá trasladando ese coste al responsable de la puesta en el mercado del producto envasado se liberarían recursos para vigilancia y aplicación de las sanciones previstas en las ordenanzas.
Ecologistas señalan que mientras solo se señale al ciudadano de a pie, no se podrá solucionar el problema
