* Un campo de golf de 18 hoyos ocupa una superficie de 60 campos de fútbol y necesita al año 18 millones de litros de agua, un consumo equivalente al de ciudades del tamaño de Pamplona o Salamanca
Ecologistas se preguntan de donde sale el agua para el riego en Sotogrande, San Roque Club, La Reserva y la zona de La Almenara.
Pero sobre todo la gran cantidad del agua que se usa en el Campo de Golf, que durante horas se riegan, incluso en alguna ocasión días seguidos.
Ponemos en entredicho la sostenibilidad de estas instalaciones, debido a la abundante agua que requieren para su mantenimiento. De media, se estima que el consumo de agua para un campo de golf oscila entre los 200 y los 300.000 m3/año.
Hay que señalar que una instalación de golf de 18 hoyos ocupa una superficie de 60 campos de fútbol y necesita al año 18 millones de litros de agua, un consumo equivalente al de ciudades del tamaño de Pamplona o Salamanca. En Andalucía, el doble. El caudal mínimo se sitúa entre 24 y 35 litros por segundo.
Los problemas ecológicos que plantea la construcción de un campo de golf son muchos y variados, además del gigantesco consumo de agua en un país como España eminentemente árido y de sequías prolongadas, la contaminación de acuíferos por el uso de plaguicidas y la utilización intensiva de fertilizantes, insecticidas, herbicidas, fungicidas y acáridos, lo que también supone la desaparición de la fauna y la flora autóctonas.
Los Ecologistas recuerdan que la Mesa de la Sequía de la comarca del Campo de Gibraltar en una reunión mantenida, una entidad integrada por la Mancomunidad de Municipios, los ayuntamientos de Algeciras, La Línea de la Concepción, San Roque, Los Barrios, Castellar, Jimena de la Frontera y San Martín del Tesorillo, -Tarifa pertenece a la Cuenca de Barbate-, así como por las cuatro empresas que gestionan el abastecimiento de agua en la zona acordaron restricciones si en su momento no llovía, esto se decidió a mediados de febrero.
Las restricciones en ocasiones extremas son necesarias, pero más importante se hace el agua que se puede ahorrar y almacenar para épocas de sequía y en la que curiosamente se aplican esas medidas de ahorro en parques, jardines, baldeos de calles, y en cambio casi nunca en instalaciones de estas características.