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27 abril 2024
27 abril 2024

SEMANA SANTA PASADA POR AGUA Y TEMPORALMENTE INESTABLE (RAFAEL FENOY)

Nada que ver con malos augurios, para eso está la Agencia Estatal de Meteorología. Incoherencias, contradicciones, intransigencia… calificativos que pudieran aplicarse a situaciones en las que se confrontan deseos, objetivos por alcanzar, que parecen, sólo parecen contradictorios. Y es de suponer que esto pudiera ser así, porque la FE lo salva casi todo. Las noticias anuncian que probablemente las lluvias hagan acto de presencia en los días que se desarrollan actos procesionales en torno a la Semana Santa. En esto la agencia meteorológica cada vez afina más. Que la deseada agua del cielo caiga genera cierta controversia ya que parecerá una bendición a unas personas y una maldición para otras. Para resolverla es preciso antes comprender las posturas encontradas y de esta forma situarlas en su justa medida, si es que esta existe. Quienes llevan todo un año preparando el desfile procesional de su cofradía pueden sentirse contrariados por el hecho de que éste no se celebre por causa de la lluvia. Y la verdad es que el sentimiento cofrade es muy profundo en muchas personas que experimentan una honda pena por no poder presenciar la salida de los tronos de sus respectivas sedes. Estas experimentan una gran satisfacción cuando las imágenes, por ellas veneradas, puedan ser admiradas con devoción o complacencia, según se mire, por miles de personas espectadoras. Así como que las músicas, algunas de ellas compuestas exprofeso para ese día, se interpreten por las bandas que acompañan los actos procesionales. Desde esta perspectiva cabe que más de una persona devota se pregunte ¿Es que tiene que llover hoy precisamente? La voluntad divina es insondable y si se cree de verdad es posible mantener la convicción de que nada se escapa a la misma. En ese caso la divinidad es la que mandaría la lluvia y aquí cabe el que más de una persona se vuelva a preguntar ¿Por qué caerá del cielo agua precisamente en esos momentos? Las respuestas sin dudas serán diversas: Aquellas que atribuirán a la lluvia un sentido disciplinario, pensando que alguien haya cometido algún “pecado” y como castigo la cofradía entera sufre la anulación del acto procesional. U otras que manifestarán que la voluntad divina pretende el bien de todas las personas y que con esta lluvia seguro que se conjura algún daño mayor, por ejemplo terminar con una pertinaz sequía. Sea por activa o por pasiva, justificaciones sin duda se encontrarán. Y estas ayudarán a pasar el mal rato que supone para muchas personas cofrades el que no se pueda por este año procesionar.

Este aspecto también es digno de reflexión, ya que días tiene un año entero para poder trasladar el acto procesional cuando no se pueda realizar en la fecha señalada. Pero ¿esto sería posible? Desde la aplicación de las normas que rigen cualquier acto público es más que viable. Véase la proliferación de actos procesionales más allá de las fechas que el calendario canónico establece. Piénsese por ejemplo en las procesiones “magnas” o de las patronas y patronos que pueden actualizarse e incluso cambiarse por decisiones de sus entes cofrades o hermandades. Este hilo nos lleva directamente al calendario litúrgico de la Iglesia Católica. Y este calendario contradictoriamente marca fechas fijas para unos acontecimientos y variables para otros: Por ejemplo el 1 de abril del año pasado era Sábado de Pasión, en 2034 volverá a ser Sábado de Pasión, en 2031, 2030, 2029, 2028…no se celebra nada, hasta el 2026 que se celebra el miércoles de pasión… Sin embargo el mismo calendario litúrgico presenta fechas fijas que cada año conmemoran el mismo evento: 1 de enero dedicado a Santa María o el 6 de enero día del nacimiento de Jesús, también denominado epifanía. A pesar de que este nacimiento siempre se celebra el mismo día, el bautismo de Jesús, que por tradición se aplica a los recién nacidos lo antes posible, no tiene fecha fija ya que unas veces es el 7 o el 8 o el 10 hasta el 13 de enero. Este flexible calendario litúrgico no tendría mayor alcance que el que debe corresponderle a quienes comparten esa FE. Cada iglesia o religión establece con total legitimidad el calendario que cree conveniente. Sin embargo al mezclarse anticonstitucionalmente esta forma de establecer eventos por parte de una religión (la católica) con el calendario laboral, educativo…, se traslada a éste una negativa movilidad a las fechas que condiciona la vida de TODAS las personas. Regular administrativamente el tiempo del conjunto de la población, es tocar un ámbito COMÚN, es decir LAICO en su esencia, ya que afecta a todas las personas independientemente de la religión que profesen o las creencias que sientan. Por ello sería más que deseable que el calendario laboral y educativo dejen de regirse por el calendario litúrgico y de esta forma se respete el interés COMÚN de todas las personas españolas, porque constitucionalmente no pueden verse discriminadas ni por raza, religión, sexo… Cuanto antes se respeten los ámbitos laicos de la vida en común mejor que mejor. Y esto en modo alguno dificultaría que cada grupo de creyentes sigan los calendarios litúrgicos de sus respectivas religiones si así lo desean.

Hay quienes erróneamente piensan que abogar por el laicismo está relacionado con el ateísmo, y conviene sacarles de esa equivocación. Reconocer el derecho de cualquier persona a profesar las creencias que tenga es la base del Laicismo. Lo LAICO no es antirreligioso. Simple y llanamente persigue priorizar el derecho del común, sobre el particular, para que la vida colectiva no se vea afectada por los eventos particulares, religiosos o no. El laicismo reconoce y respeta el derecho de cada cual a celebrar públicamente sus creencias, sin que estas se impongan al resto. Un calendario laboral laico es perfectamente compatible con las celebraciones religiosas. Lo contrario, imponer un calendario litúrgico a no creyentes no es asumible, ya que, como ocurre actualmente, se impone a todas las personas fechas de creencias religiosas que profesan sólo una parte de la sociedad. Y considerando la Semana Santa una fecha tan internacionalizada convendría que se ajustase a un calendario fijo para facilitar la planificación de millones de visitas que desde el extranjero se realizan para participar en ella.

Recapitulando: Esta semana santa, si está pasada por agua generará frustración en los sentimientos cofrades, pero al mismo tiempo reconfortará apreciar que al menos trae la tan precisa lluvia. Que, haciendo de la necesidad virtud, podrían celebrarse las procesiones en otra fecha cercana y de mejor clima, ya que flexible es el calendario litúrgico ¿O no? Y, por último,  que  el conjunto de la ciudadanía pueda disfrutar de un calendario ajeno a los eventos religiosos, (un calendario LAICO) para que cada cual celebre lo que tenga a bien celebrar el día que así lo decida. Esto sin duda afectaría a las normativas laborales de permisos y licencias, pero esto sería harina de otro costal.

Rafael Fenoy Rico

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